Ayer el FMI anunció que dará al gobierno de Costa Rica 756 millones de dólares. Las reservas del Banco Central están muy bien, acumulan ya 11.333 millones de dólares; para algunos analistas, el mercado ya está saturado de dólares. La inflación, con gran sacrificio del país, está contenida, tenemos deflación.
Para lograr salirse lo antes posible de la regla fiscal que impone la relación deuda/PIB, el gobierno contrae y recorta, sigue acumulando liquidez, en Zapote desean más libertad de gasto. Pero, ¿qué rubros está ajustando más y más el gobierno según los presupuestos que envía a la Asamblea Legislativa? ¿Los recortes son en gasto superfluo? No. El gobierno estruja la inversión social, los salarios no crecen lo suficiente para compensar el costo de vida, no hay inversión de impacto en infraestructura, importantes proyectos siguen varados, cito solo algunos: carretera a San Carlos, ampliación de la ruta 27, ruta 1 San José-San Ramón, ruta 32, tramo Barranca-Limonal, ruta San José-Cartago.
El gobierno “juega” para los balances macroeconómicos, no se están preocupando por las aspiraciones de los costarricenses, ni por el desarrollo integral y sostenible, ni por construir un proyecto político común y ambicioso de mayor equidad que lleve bienestar a todos en el país, el costarricense no está en el centro de su accionar.
Al FMI le interesa que las cifras cierren, que se equilibren, y que el país tenga capacidad de pago de deuda, similar sentido tienen las calificadoras, de ahí que -entre otros factores-, nos estén “premiando” con una mejor calificación (BB- con perspectiva estable). En ese sentido, los señalamientos que hicieron los diputados y diputadas a los personeros del Fondo son acertados, las cifras van bien, pero las personas no tanto, menos aún las que pertenecen a los sectores más vulnerables. El gobierno ya está suficientemente financiado, el mismo FMI lo reconoce, el financiamiento externo ha provocado que Hacienda no tenga que salir con periodicidad a colocar bonos en el mercado doméstico como hasta hace unos meses sucedía. No son necesarios los 1.500 millones de eurobonos que pretende colocar pronto Hacienda, aunque la autorización para emitir títulos valores en el mercado internacional y contratar líneas de crédito sea una ley, esta se puede reconsiderar. Colocarlos generará una apreciación mayor del tipo de cambio, lo que significará un golpe más a sectores dinámicos de nuestra economía, me refiero al sector turismo, al sector exportador, a los sectores que compiten con la importación de bienes y servicios entre otros.
Con la nueva calificación BB-, el país puede tener alguna ventaja con las tasas de interés a la hora de colocar los eurobonos, también, podríamos mejorar los plazos en que estamos obligados a pagar, se reduciría la presión en el flujo de caja de las amortizaciones, pero ¿compensa esto el sacrificio país que por tantos meses hemos venido realizando? Sacrificio que se refleja en un aumento de la inseguridad -que proyecta una cifra récord de 900 homicidios para finales de este año-, que se refleja también en el avanzado deterioro del sistema de educación pública; nuestros niños salen de la escuela sin saber leer, no lo afirmo yo, lo ha dicho con preocupación insistentemente el informe Estado de la Educación. Se refleja también este sacrificio, en las resistencias para invertir en nuevos hospitales como sucede con el caso del ansiado hospital de Cartago, Maximiliano Peralta.
Planteo esta preocupación al país para que podamos ir más allá de la cuestión fiscal, y nos cuestionemos críticamente si el rumbo que llevamos es el mejor para Costa Rica, yo creo que no, y lo puedo probar.
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