Octubre es el mes lleno de fines de semana con mujeres vestidas de rosado corriendo o caminando, de negocios pidiendo donaciones, de recordatorios de la importancia de hacerse el autoexamen o la mamografía.

Sin duda alguna nos encontramos en el momento más tenso desde que el pasado mes de febrero cuando el Kremlin decidió iniciar su particular “operación militar especial”.

La decisión de la Asamblea Legislativa es como ir en la autopista, en contravía.

Hacer un momento de silencio no solo sirve para honrar a los muertos, sino también para celebrar la vida al reencontrarnos con ella. No solo hacemos silencio porque nos quedamos sin palabras; también lo hacemos para llenarnos de pensamientos.

Cuesta de Moras es siempre una caja de sorpresas y, aparte de la agenda ordinaria del Plenario y las comisiones, siempre surgen temas nuevos cada semana que hacen del trabajo legislativo uno que no siempre se puede preveer o planificar.

El aporte de las mujeres en la industria de los alimentos trasciende más allá de la producción per sé.

Ya era un hombre, y a la luna amaba, izaba su cabeza y la miraba.

Las políticas y programas de educación procuran detener esa fuga de cerebros, ofreciendo ventajas a los beneficiarios condicionadas a que el trabajador permanezca en la empresa durante un tiempo determinado.